Sobre el aborto

Sobre el Aborto
Amigo(a) de mi alma, el abortar a un niño es como perder la fortuna de la vida de uno mismo; el aborto, es la invitación a la desgracia. Después de haber participado en un aborto no se podrá ver a ningún niño sin recordar a la criatura a la que se le negó el derecho de vivir siendo asesinada, eliminada, por decisión suya. Usted es quien tiene el poder de recibir a un niño y darle todo el afecto, tal y como papá y mamá se lo dieron a usted. De igual manera usted también puede quitarse la vida, porque este embrión es usted mismo; es un hermano o hermana con su mismo valor, con el mismo deseo de vivir, y si usted participa en este crimen, se va a arrepentir después, sin poder devolver nada, y su vida va a ser arruinada porque no va a poder olvidar lo que ha hecho, considérelo, ¡despierte!
Querido amigo(a), en el caso que usted haya cometido semejante crueldad y quiera que Dios le perdone, dedíquese totalmente a evitar que ese error sea cometido por otros; háblele a todo el mundo, a todos los que conozca para que no maten a un pobre niño que está dentro del vientre con esperanzas de nacer.
No existe pecado que Dios no pueda perdonar; pero la matanza de un niño es algo muy grave. Lo más seguro es que este niño que está siendo abortado estuvo involucrado en el asesinato de un embrión, y si usted participa ahora en esto, va a ser abortado(a) en su próximo nacimiento, porque no se le olvide: “Ojo por ojo diente por diente.” Si hemos hecho algo así, la reacción será muy fuerte y sólo Dios puede perdonarnos; significa que debemos cambiar nuestra vida y volvernos misioneros del mensaje del amor y no matar a los niños, ni a los animales; porque primero los hombres matan a los animales cruelmente, luego matan a los niños en los vientres y finalmente se destruyen unos a otros en los campos de batalla, así lo vio el filósofo y poeta Tolstoy, y así es.
Despierte de una vez, vuélvase mensajero del amor, no mate a los niños y sea excelente padre o madre para que pueda cuidar a sus hijos y puedan mostrarles el camino hacia la verdad, hacia la luz espiritual, hacia el amor universal, hacia la comprensión del verdadero sentido de la vida; porque sólo Dios puede crear nuestra vida y sólo Dios tiene derecho a terminar con una vida. En este mundo nosotros debemos ser instrumentos del amor de Dios, y todos los días debemos repetir esta oración:

“Oh mi Señor déjame ser un instrumento de Tu amor.”

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